RESPUESTA EDUCATIVA INCLUSIVA

La inclusión educativa es uno de los ejes centrales del trabajo del EOEIP. Sin embargo, el término “inclusión” está  “sobreexplotado” y a menudo percibimos que no se entiende en toda su dimensión. Se asocia a otros conceptos, como igualdad, diversidad, integración, equidad, justicia social…, generándose una confusión que dificulta la correcta comprensión de lo que es la inclusión y, por ende, la respuesta educativa inclusiva.

Es por ello que en esta entrada queremos echar luz sobre el concepto, mirando un poco hacia atrás en los modelos educativos que nos ha precedido.

En esta imagen se resume perfectamente de donde partimos, el camino que hemos transitado y en dónde nos encontramos actualmente:

En un principio, aquellas personas con discapacidad estaban excluidas del sistema educativo, en todas sus formas y estructuras. Hablamos de EXCLUSIÓN. Más tarde se crearon centros específicos para tratar educativamente algunas de estas discapacidades. Es decir, ya recibían una educación apropiada, pero SEGREGADOS del alumnado ordinario. Es en 1990, con la LOGSE, cuando pasamos  al modelo de INTEGRACIÓN, que crea el concepto de Alumnado con necesidades educativas especiales que ha pervivido hasta ahora, y que supone que a los alumnos/as con estas necesidades se les va a ofrecer una educación integrada en los centros ordinarios, pero con las adaptaciones necesarias en todos los elementos del currículo (personales, materiales, metodológicos…). Y a partir de 2006, con la LOE, el sistema educativo se hace eco de los movimientos auspiciados por organizaciones internacionales como la UNESCO y adopta la Inclusión como modelo educativo.

 

La LOE, modificada por la LOMLOE en 2020 recoge entre sus principios educativos el de la Equidad, que garantice la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo de la personalidad a través de la educación, la inclusión educativa, la igualdad de derechos y oportunidades y la accesibilidad universal a la educación, y que actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales.

Aquí volvemos a ver cómo se mezclan e interactúan conceptos como equidad, iguadad e inclusión que consideramos oportuno diferenciar correctamente para dar una adecuada respuesta educativa a todo nuestro alumnado.

Empecemos diferenciando Igualdad y Equidad:

Igualdad significa que tratamos a todos por igual: cada persona o grupo de personas recibe los mismos recursos y oportunidades.

Equidad significa que proporcionamos recursos y oportunidades que se ajustan a las necesidades o circunstancias específicas de esa persona o grupo y, de ese modo, podemos alcanzar un resultado igualitario.

Así que, aunque a menudo buscamos la “igualdad de oportunidades”, en realidad esto puede conducir a la exclusión en lugar de a la inclusión, sobre todo en un ámbito educativo en el que las diferencias entre el alumnado, en función de criterios personales, sociales y familiares, son enormes y no les van a permitir avanzar igual, aunque les des misma bicicleta, ya que ésta no sirve para todos. A cada uno hay que darle la bicicleta que se adapte a sus necesidades.

Y aquí avanzamos un paso más e introducimos el concepto de inclusión, porque hasta ahora nos hemos centrado en ver cuáles son las necesidades que surgen de las características del alumnado (de sus dificultades, principalmente) olvidando que los contextos, tanto socifamiliares como sobre todo educativos pueden estar planteando al alumnado barreras que le impiden el progreso educativo a pesar de todas las ayudas que le proporcionamos. Esta imagen ilustra bien lo que tratamos de explicar:

Scroll al inicio